Un antibiótico descubierto en la Isla de Pascua en 1964 provocó una historia de éxito farmacéutico de 1,000 millones de dólares.
Sin embargo, la historia contada sobre esta “droga milagrosa” ha dejado completamente de lado a las personas y la política que hicieron posible su descubrimiento.
Llamado así por el nombre indígena de la isla, Rapa Nui, el medicamento rapamicina se desarrolló inicialmente como un inmunosupresor para prevenir el rechazo del trasplante de órganos y mejorar la eficacia de los stents para tratar la enfermedad de las arterias coronarias.
Desde entonces, su uso se ha expandido para tratar varios tipos de cáncer, y los investigadores están explorando actualmente su potencial para tratar la diabetes, las enfermedades neurodegenerativas e incluso el envejecimiento.
De hecho, los estudios que plantean la promesa de la rapamicina de prolongar la vida útil o combatir las enfermedades relacionadas con la edad parecen publicarse casi a diario. Una búsqueda en PubMed revela más de 59,000 artículos de revistas que mencionan la rapamicina, lo que la convierte en uno de los medicamentos más comentados en medicina.
En el corazón del poder de la rapamicina se encuentra su capacidad para inhibir una proteína llamada diana de la rapamicina quinasa, o TOR. Esta proteína actúa como un regulador maestro del crecimiento y metabolismo celular.
Actividades celulares
Junto con otras proteínas asociadas, TOR controla cómo responden las células a los nutrientes, el estrés y las señales ambientales, influyendo así en procesos importantes como la síntesis de proteínas y la función inmunológica.
Dado su papel central en estas actividades celulares fundamentales, no es sorprendente que el cáncer, los trastornos metabólicos y las enfermedades relacionadas con la edad estén relacionados con el mal funcionamiento de TOR.
A pesar de ser tan omnipresente en la ciencia y la medicina, cómo se descubrió la rapamicina ha permanecido en gran parte desconocida para el público.
Muchos en el campo saben que los científicos de la compañía farmacéutica Ayerst Research Laboratories aislaron la molécula de una muestra de suelo que contenía la bacteria Streptomyces hydroscopicus a mediados de la década de 1970.
Lo que es menos conocido es que esta muestra de suelo fue recolectada como parte de una misión liderada por Canadá a Rapa Nui en 1964, llamada Expedición Médica a la Isla de Pascua, o METEI.