La anguila europea (Anguilla anguilla) se encuentra en peligro crítico de extinción, la categoría de amenaza más extrema, desde hace dos décadas. Sin embargo, y a pesar de su notable y creciente escasez, la anguila sigue siendo objeto de pesca y explotación comercial.
Un estudio reciente liderado por la Estación Biológica de Doñana (EBD), dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en España, demuestra que la propia escasez de la especie, combinada con el deseo humano de consumir productos exclusivos, genera una espiral de extinción que promueve que la anguila pueda pescarse y ser comercializada hasta su desaparición definitiva.
Su escasez hace aumentar su precio de manera espectacular, y este precio vuelve muy atractiva económicamente su pesca y comercialización.
La explotación comercial de especies silvestres a menudo lleva al declive de sus poblaciones o a reducciones de sus áreas de distribución.
En esta situación, hay que invertir más tiempo o viajar más lejos para seguir capturando individuos, hasta que llega un punto en el que el gasto realizado para obtener esas capturas no queda compensado por el retorno económico obtenido por su venta.
Se produce entonces un cese de la explotación que, a su vez, puede permitir la recuperación de las poblaciones.
Sin embargo, en ocasiones la escasez sobrevenida de una especie conlleva un aumento de su valor en el mercado. Ello se debe a que se suele valorar lo escaso como símbolo de estatus. Cuanto más escaso es el objeto de deseo, mayor es el precio que algunos consumidores están dispuestos a pagar por él.






