Graciela Iturbide, una de las artistas más reconocidas de la fotografía contemporánea, conversó con Cándida Fernández de Calderón, historiadora y ex directora de Fomento Cultural Banamex, en la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, donde compartió pasajes de su trayectoria, sus aprendizajes con Manuel Álvarez Bravo y su reciente reconocimiento con el Premio Princesa de Asturias de las Artes 2025.
Al referirse al galardón, la fotógrafa afirmó que lo recibe “con humildad” y lo considera un reconocimiento colectivo: “no es solo mío, sino de todos los fotógrafos y fotógrafas de América Latina”, región que dijo “ya empieza a ser reconocida por su mirada propia y su fuerza poética”.
Reconocida por su mirada sobre las culturas, los rituales y la vida cotidiana de México, Iturbide recordó sus inicios junto al maestro Manuel Álvarez Bravo, de quien aprendió, según contó, “a ser yo misma” y a entender que “en una fotografía todo confluye: la música, la literatura, la pintura, la historia y el arte de observar”.
La autora de series icónicas como Juchitán de las Mujeres y El sacrificio habló sobre su proceso de trabajo en comunidades del país. “Es necesario tener complicidad con la gente, nunca fotografiar desde la distancia o el ego”, señaló. En su andar por el desierto de Sonora, Oaxaca, Chiapas y la frontera norte, ha retratado a mujeres, migrantes y pueblos originarios con un respeto que dignifica sus rostros y tradiciones.
La artista narró anécdotas de sus años junto a comunidades indígenas y campesinas, así como su admiración por las mujeres del Istmo. “Dormía en sus casas, iba con ellas al mercado; de ahí surgieron imágenes como la de Nuestra señora de las iguanas”, relató.






